DACA abrió puertas de educación para algunos, pero muchos estudiantes todavía enfrentan obstáculos

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Cuando Flor Camarena estaba a punto de graduarse de secundaria en Denver, hubo un momento en que no sabía si podría ir a la universidad.

Sin embargo, sus orientadores académicos (a quienes les había confiado que no era residente legal) la ayudaron a encontrar universidades que la apoyaran y programas que le dieran esperanza de conseguir asistencia financiera.

Este otoño comenzará a estudiar en Metropolitan State University of Denver. Como ya tiene algunos créditos universitarios, empezará el programa como estudiante de segundo año. No tener residencia legal en este país, en el que ha vivido desde que era bebé, está teniendo un impacto en sus opciones y prospectos educativos.

Camarena ha solicitado ser parte del programa DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals), que la protegería de ser deportada y le daría permiso para trabajar y solicitar ayuda financiera, pero ella no sabe si su solicitud va a ser procesada.

En vez de estudiar justicia criminal para ser detective, como siempre quiso, Camarena tendrá que estudiar una carrera en administración de empresas.

“Empecé a pensar en que DACA quizás se elimine, y a considerar cuál sería el efecto”, dijo. “Si estudio, tendré mi diploma y certificado, pero luego no voy a poder trabajar en el ámbito policial. No voy a conseguir un buen empleo debido a mi estatus legal. Aunque me den el programa DACA, de todos modos no voy a ser residente legal y eso me impedirá trabajar como detective. No veo la manera de que eso sea posible.”

No obstante, ella está aprovechando la oportunidad al máximo. Espera que con un diploma en administración de empresas pueda ayudar a sus padres a hacer crecer su restaurante.

“Al principio estaba bien decepcionada”, dijo Camarena. “Empecé a pensar que si tuviese un estatus legal distinto, podría ser alguien mucho más importante — quizás hasta tener una mejor profesión.”

Flor Camarena ha solicitado ser parte del programa DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals), que la protegería de ser deportada y le daría permiso para trabajar y solicitar ayuda financiera. (Hyoung Chang / The Denver Post)

Su mamá estaba triste. Su papá estaba orgulloso de que ella pensara en el negocio familiar y que estuviera siendo práctica.

FWD.us, un grupo político que defiende a los inmigrantes, calcula que en las escuelas K-12 de Estados Unidos hay unos 600,000 estudiantes sin estatus legal, como Camarena, y eso incluye unos 8,000 en Colorado.

Este pasado junio, los defensores celebraron el 10mo aniversario de la creación de DACA y el impacto que ha tenido para muchos. DACA es un programa que ofrece permisos de trabajo y alivio temporero del riesgo de deportación para personas que llegaron ilegalmente al país cuando eran menores de edad.

Antes de la creación de DACA, los menores de edad sin estatus legal describen haber enfrentado barreras desmoralizantes en la escuela secundaria. Los estudiantes perdían motivación al darse cuenta de que nunca podrían ir a la universidad por no tener acceso a ayuda financiara y no calificar para pagar matrícula como residente. Otras oportunidades, entre ellas internados y oficios que requieren certificaciones profesionales, también estaban fuera de su alcance.

Cuando los esfuerzos de la legislatura para ayudar a estos estudiantes no estaban progresando, el presidente Barack Obama creó el programa DACA mediante una orden ejecutiva.

Algunos de los beneficiados en ese momento ahora son padres. El impacto del estatus migratorio va más allá de los que los que se benefician del programa DACA. Se calcula que en Colorado hay unos 20,000 ciudadanos estadounidenses que viven con recipientes del programa DACA.

Tanto maestros como defensores de estos estudiantes tienen anécdotas de cómo la creación de DACA ayudó a motivar a algunos estudiantes, a darles esperanza por el futuro, y a optar por estudiar. Uno de los requisitos para solicitar es estar estudiando o tener un diploma de secundaria o GED.

Los investigadores publicaron un estudio en 2019 basado en los hallazgos del National UnDACAmented Research Project de la Universidad de Harvard, un proyecto que llevó cuenta por muchos años del impacto del programa DACA en cientos de estudiantes. El estudio encontró que, entre los estudiantes que habían abandonado la secundaria, recibir el estatus DACA fue motivación para reanudar sus estudios. Muchos otros completaron estudios universitarios y comenzaron carreras profesionales.

Marissa Molina, directora en Colorado de la organización FWD.us, fue una vez recipiente del programa DACA. Estaba en la universidad (y sus padres pagaban la matrícula a precio de alguien que no es residente del estado) justo antes de que DACA comenzara.

“Como sentía el peso de esa matrícula tan cara, estaba pensando abandonar la universidad”, dijo Molina. “No le veía sentido a continuar porque no había manera de poder usar lo que estaba aprendiendo. En mi caso, DACA fue realmente transformador”.

FWD, un grupo político que defiende a los inmigrantes, calcula que en las escuelas K-12 de Estados Unidos hay unos 600,000 estudiantes sin estatus legal. (Hyoung Chang / The Denver Post)

A diferencia de la mayoría, Molina pudo encontrar otra manera de ajustar su estatus legal.

DACA les da estatus temporero a los estudiantes cada dos años, pero no ofrece una manera para conseguir residencia permanente o ciudadanía.

Desde que el entonces presidente Trump intentara eliminar DACA por primera vez en 2017, el gobierno solamente ha procesado solicitudes nuevas durante ventanas limitadas de tiempo. Camarena solicitó durante una de esas oportunidades el año pasado, pero su solicitud todavía no ha sido procesada.

Aunque la decisión del Tribunal Supremo fue en contra de Trump en 2020 y restauró el programa DACA, otro caso legal nuevamente detuvo el procesamiento de solicitudes nuevas.

Esta ocasión, un grupo de estados dirigido por Texas alega que DACA tenía deficiencias desde que empezó, que fue creado sin pasar por los debidos procedimientos legales y administrativos, y que les está haciendo daño a sus estados. Un juez federal estuvo de acuerdo. La administración del presidente Biden ha apelado el caso y los argumentos ya se escucharon el mes pasado.

Se espera que el tribunal tome la decisión este otoño, pero los defensores no tienen mucha esperanza. Por eso, como alternativa están presionando al Congreso para que apruebe leyes que amplíen y establezcan una ruta nueva a conseguir estatus legal para quienes vinieron al país como niños.

Como las reglas originales de DACA no han cambiado — incluida la de haber llegado a Estados Unidos antes del 2007 — la organización FWD.us calcula que la mayoría de los estudiantes indocumentados en las escuelas de Estados Unidos ahora no serían elegibles para el programa DACA aunque se estuviesen procesando solicitudes nuevas. Este año, los estudiantes de duodécimo grado nacieron entre 2004 y 2005, y si la elegibilidad no se extiende, muy pronto ningún estudiante de secundaria podrá calificar.

Aunque el programa está en riesgo, Molina cree que los estudiantes, aunque no tengan estatus legal, ahora tienen más expectativas que ella cuando estaba creciendo.

“Ahora hay estudiantes que no conocen un mundo sin DACA”, dijo Molina. “Nosotros vivimos en un mundo diferente. Particularmente en Colorado. Nuestro estado realmente ha entendido este problema y ha tratado de hacerlo mejor y apoyar a los estudiantes. Tenemos acceso a ayuda financiera como residentes del estado. Hemos continuado escuchando mensajes positivos y a nuestro gobernador hablando acerca de DACA. Quizás sea más difícil que un estudiante se imagine un mundo sin eso”.

Los maestros y orientadores también han aprendido mucho en la última década, dijo Molina, y tienen más acceso a recursos para ayudar a los estudiantes.

“Tu estatus legal no impide que te gradúes”, dijo Camarena. “Mis orientadores se aseguraron de que yo supiera que era posible. Siempre me hicieron sentir protegida”.

Cuando Camarena no estaba segura de poder ir a la universidad y pagar por la matrícula, sus orientadores también fueron los que la ayudaron a encontrar una manera de hacerlo.

“También pienso que, como hay más historias de gente que se graduó y ha emprendido carreras, la comunidad está enterada de la situación”, dijo Molina. “Hoy en día es mucho más difícil que te digan que no puedes ir a la universidad”.

Todo lo que quiere Flor Camarena es tener las mismas oportunidades que tienen sus compañeros — la habilidad de hacer internados, prácticas, y programas de estudio y trabajo. (Hyoung Chang / The Denver Post)

Aunque Camarena ha tenido algunas decepciones, poder obtener una educación es una expectativa y por eso ella continúa siendo optimista. Sin embargo, eso no significa que los obstáculos hayan desaparecido.

Este verano ella tuvo la oportunidad de hacer servicio a la comunidad con el programa Immigrant Services Program de la Metropolitan State University en Denver. Aunque no califica para programas de estudio y trabajo, sí va a recibir un estipendio a través de otro programa de asistencia. Y si el programa DACA no la ayuda, no está segura de poder continuar teniendo suficientes alternativas de ayuda financiara para completar sus estudios universitarios.

Dice que todo lo que quiere es tener las mismas oportunidades que tienen sus compañeros — la habilidad de hacer internados, prácticas, y programas de estudio y trabajo.

De todos modos, nos dijo que por ahora decidió enfocarse en lo que puede hacer: comenzar el semestre de otoño y continuar sus planes de trabajar con el restaurante de sus padres.

“He hablado con gente que me ha inspirado a querer trabajar por mi cuenta, no para otros”, Camarena dijo. “En este punto, lo he puesto todo a un lado y decidí trabajar en lo que tengo”.

Yesenia Robles es reportera para Chalkbeat Colorado y cubre asuntos relacionados con los distritos escolares K-12 y la educación multilingüe. Para comunicarte con Yesenia, envíale un mensaje a yrobles@chalkbeat.org.